Alguna vez he visto uno de esos videos que comparten en Facebook y dicen algo así como «Si naciste en los sesenta o setenta, eres un superviviente» y eso me hace meditar (aparte de echar unas risas) sobre lo que han cambiado las cosas en la educación de los niños en apenas un par de generaciones. ¿Es cierto que vivimos tan peligrosamente en aquellos años o solo lo parece al ver la sobreprotección infantil de hoy en día? Por aquel entonces no había tanto tráfico y que los niños nos pasáramos todo el día en la calle (en realidad yo no salía tanto porque ya me gustaba leer) no era tan peligroso como podría serlo hoy en día, ¿pero qué decir de todo lo demás? Hay cosas como cuando un profesor llamaba a tus padres; primero te llevabas la bronca del profesor y luego en casa tenías otra igual o mayor. Ahora es el profesor el que se lleva la bronca si se le ocurre decir algo malo del crío a los padres. Si nos ponemos a hacer comparaciones nos daremos cuenta muy pronto de que los padres actuales (hablo de los que tienen niños pequeños) son claros exponentes de la sobreprotección infantil. Y no digo que lo hagan con mala intención, pero no creo que eso beneficie para nada a los niños.
Sobreprotección infantil en todas partes

Sobreprotección infantil. ¿No nos estaremos pasando?
Lo último que me ha llamado la atención sobre esto de la sobreprotección infantil ha sido la que se ha montado en las redes sociales con lo del anuncio de la película Nunca apagues la luz.
Una madre que se autodefine como desesperada en un mensaje que le envía por Facebook a Antena-3:
Lo de esta mujer podría ser una opinión aislada, como tantas otras, pero la que ha montado ha sido de órdago y hay quien incluso dice que el anuncio debería ser sancionado:
En mis tiempos nos contaban cuentos de miedo para ir a dormir y nos amenazaban con el hombre del saco. No sé en qué momento de la historia esto se nos ha ido de las manos.
Ramón Cerdá
Siempre das en la diana, Ramón.
Yo nací en el 55, y mi madre me dio unas cuantas bofetadas, me castigó, y me llevo más derecho que una vela hasta que a los quince años me trasladé a Barcelona. Bueno, pues soy normal y no tengo traumas, ya que ella me dio también todo el cariño del mundo.
No estoy a favor de pegar en absoluto, ni de castigar por cualquier tontería, pero a los niños se les debe educar, porque de lo contrario ellos y la sociedad terminarán pagando el error.
Bajo mi punto de vista la sobreprotección es dañina en todos los aspectos. Como siempre, lo complicado puede ser encontrar el equilibrio; una bofetada no es maltrato; que el profesor llame a los padres quejándose del niño no es abuso de poder; dejar que los niños intenten solucionar sus problemas no es abandono de la función paterna…
Pues yo en esta ocasión, te leo desde hace muchísimo tiempo aunque es mi primera «intrusión» en tu blog…, no estoy para nada de acuerdo contigo…
En «nuestra época» nos hablaban del hombre del saco pero lo teníamos que imaginar, sabíamos de las guerras, pero no las veíamos…
Ahora cualquier cosa es retransmitida por la televisión, esa misma que se escandaliza y no muestra un pecho, pero que no tiene problema en poner de forma indiscriminada las imágenes de gente matando a otra gente y cuerpos esparcidos por el suelo.
El pensar que en nuestra infancia también estábamos expuestos a estas cosas y que aun así no tenemos traumas es cuanto menos ser inocente y no querer ver una realidad, primero, no estábamos expuestos a este tipo de información, la sangre que veíamos era la de los compañeros de juegos cuando se daban alguna leche contra algún tabique y los muertos eran algo que existían pero no teníamos una imagen clara de ellos.
Yo recuerdo aún la primera vez que en televisión vi un muerto en una noticia y aun hoy me impacta recordar aquellas imágenes, eran las de unos aviadores estadounidenses que fueron abatidos y pasearon los cuerpos por las calles…
Ahora los críos están expuestos, lo peor es que es todos los días a través sobre todo de los informativos, a la imagen de matanzas y muertos tirados en medio de las calles, a la visión de gente matándose en los pueblos por guerras que ni nosotros, con mas edad, comprendemos, así que comparar la situación de los niños de 10 años actuales a nuestros 10 años… en este tema es cuanto menos una falta de rigor a la realidad.
Yo tengo un niño de 10 años que por culpa de las vacaciones y sobre todo de las olimpiadas, ha estado más enganchado de lo normal a la televisión y he de decir que hay imágenes que se emiten a hora de comer que son muy complicadas de entender para un adulto, mas para un niño que aun no entiende muchas cosas pero que si es capaz de empezar a razonar y a ser consciente de otras, como por ejemplo la muerte.
PERSONALMENTE, creo que las cadenas de televisión, deberían de hacer un acto de concienciación, y interiorizar que son 100% responsables de lo que emiten, sean anuncios o sean noticias, el 99% de las veces el ver el cuerpo del muerto en medio de la calle no aporta absolutamente nada a la noticia y sin embargo si que crea un malestar en la persona que lo ve.
Es más, creo que la ley de protección del menor, esa que impide ciertas cosas según que horario, debería de ser mas contundente con las imágenes que emiten en los noticiarios.
Aprovecho para felicitarte por tu blog, todos los dias es lectura de inicio de dia en mi correo, y siempre resulta interesante ver los temas que tratas.
Gracias por tu aportación.
(Para más información: http://www.programapublicidad.com/el-anuncio-del-estreno-de-nunca-apagues-la-luz-genera-un-aluvion-de-quejas-en-las-redes-sociales)
Está claro que esa madre es el prototipo de PADRES ESTUPIDOS que, necesariamente, crean NIÑOS ASILVESTRADOS. En este país se va educando mejor a los perros que a los niños.
Siempre tan acertado, Ramón. Mi enana tiene dos años y cuatro meses, y no tiene ese problema. En mi casa, directamente, no se ve la tele desde hace años. Y trauma para la niña es cuando vamos a casa de alguien y tienen de fondo a la «princesa del pueblo», ocasiones estas en las que damos por finalizada la visita y así ahorramos a la niña un «verdadero trauma», que el miedo a la oscuridad se pasa en unos añitos, pero el aborregamiento es para toda la vida. Deberíamos pedir firmas para que directamente, las cadenas no emitan. Eso sería proteger a la infancia. Un abrazo, querido amigo.
Gracias Lolo 😉