¿Sabían ustedes que existe un manual de okupación que se puede descargar gratuitamente de internet?
Introducción del manual de okupación
Así están las cosas

Un manual de okupación disponible en la red. ¿Se puede permitir tal cosa?
Durante los años del boom económico en el estado español -que dio lugar a la fiebre de la especulación inmobiliaria- la vivienda se convirtió en una excelente mercancía con la que obtener grandes ganancias. Solo había que invertir el dinero acumulado y sentarse a esperar a que los precios siguieran aumentando como hasta entonces. «¡Para qué trabajar, para qué producir, si con la especulación urbanística nos podemos forrar!» Pero, ¿quién en su sano juicio iba a pagar esos precios por una vivienda? Posiblemente nadie. Pero si algo tiene de peculiar este sistema es su capacidad para generar consumo. Los medios de comunicación nos repitieron, una y otra vez, que estábamos creciendo y que, por lo tanto, podíamos y debíamos consumir. Quienes se dedican a la política profesional, además de corroborarlo, han estado facilitando y promoviendo la compra y la construcción de nuevos inmuebles con sus leyes y actuaciones. Guiándonos por esos mensajes, fuimos al banco para ver si nos podíamos comprar ese pisito en el barrio y, ¿qué nos dijo? Que nos subvencionaba la casa al 100%, que nos daba 6.000€ más para los muebles, 10.000€ para el coche y 2.000€ para unas buenas vacaciones de verano. Gracias al endeudamiento barato, millones de personas hipotecaron sus vidas para poder seguir el ritmo de consumo que el sistema incentivaba. Sin embargo, la burbuja explotó, quedando claro que ese supuesto crecimiento y bienestar no era real, ni sostenible en el tiempo. En los últimos años, el estado español ha destacado, entre otras cosas, por haberse convertido en uno de los países con mayor número de impagos de hipoteca, con el índice más alto de desahucios de la Unión Europea, derivando en una situación paradójica: cada vez hay más gente sin casa y más casas vacías, entre 5 y 6 millones de viviendas desocupadas, según las últimas estadísticas.
El argumento que plantean es válido, ¿pero podemos permitir la okupación? Hace unos días vi una noticia en la que se decía que una familia había okupado la vivienda de una joven mientras esta estaba de vacaciones? ¿No es esto la ley de la selva? La burbuja inmobiliaria fue un asunto penoso y ha traído muchas y malas consecuencias, pero ¿justifica la okupación?
El manual de okupación incluye cosas como consejos para identificar la vivienda o edificio a okupar, un plan de entrada al inmueble, consejos para reventar cerraduras (supongo que esto será ilegal) y consejos para atrincherarse en el interior y resistir a las actuaciones policiales.
Ramón Cerdá
…
Siempre puedes ayudar. Como dicen en su «MANUAL DE OKUPACIÓN»:
En cierto caso, un coche ave-
riado con el capó abierto sirvió
como tapón para el tráfico y
para entretener a los barrende-
ros, figuras solitarias que suelen
estar por las noches recorriendo
las calles y pueden aparecer en
el peor momento. Mientras nos
aportaban sus conocimientos
de mecánica imaginativa, tres
compañeras aprovechaban para
trepar por una escalera hasta
un segundo piso.
Así que mientras intentas ayudar, ellos te entran en casa.
La Ley de la selva. Pero al revés. Al que se comporta como un salvaje se le dan todas las garantías y a los expoliados, sometidos, robados y masacrados que les zurzan. Si te defiendes peor.
Tenemos un estado débil, y lo saben. Se aprovecha de las debilidades de los ciudadanos pero también de los políticos que como maricomplejines no se atreven a hacer leyes para combatirlos. No es sólo problema de jueces (que también hay algunos que comulgan con sus ideas) sino de leyes que se puedan aplicar para defender la esencia de nuestro sistema: la propiedad privada.
En USA al que entra en tu casa sin autorización le puedes descerrajar un tiro. Tu casa es inviolable. Y la propiedad privada también. Aquí hay que pedir perdón por tener dos casas o invertir tus ahorros en lo que te plazca.
En eso estoy con los americanos, aunque no sea un gran defensor de las armas. Y sí, los jueces mientras no existan leyes más tajantes tampoco pueden hacer gran cosa.